“De pronto nos sorprendió el Carnaval de Iquique. Dicha festividad es cosa seria. Se derogan los hábitos tradicionales y hasta la legislación penal. Para muchos constituye una válvula de escape de los malos instintos, tomándose a ratos la festividad en una guerra de todos contra todos” (Carlos Leòn).
Cada año la Población San Carlos se prepara para terminar el verano con un ritual urbano donde se funden la alegría con nuestra Identidad. El Carnaval de Barrio desaparece... Quizás no regrese más...
En un tiempo donde todo carnaval históricamente ha sido utilizado como un elemento liberador de los tapujos y convenciones sociales. Es está permitido y a la vez camuflado. Baile de máscaras y comparsas que danzan alegres por las calles de diferentes ciudades y distintos tiempos.
Uno de los indicios de los Carnavales era la celebración que se realizaba antes de la Cuaresma Cristiana. En este lapso se permitía al pueblo romper sin pudor los cánones morales, recurriendo a disfraces y delirantes cantos. Sus parientes más cercanas fueron las fiestas conocidas en la antigüedad como "bacanales" -en honor a Baco, dios del vino- y las "saturnalias" -por Saturno, dios de las siembras y las cosechas-, además de los festejos que se hacían en Grecia y Roma por la primavera y el año nuevo. Eran cantos a la prosperidad y la fertilidad de la tierra. En estas fiestas un coro disfrazado de sátiro le cantaba a Baco que se movilizaba en un “Carrus Navalis”, carro naval que luego derivó a Carnaval
Otros significados se le asocian el concepto carnaval a la unión de “caro”, la carne y “tollo”, tapar, en otras palabras tapar la carne, o sea, la esencia del disfraz y de las máscaras. La devoción del hombre por las máscaras se manifestó en los tiempos del antiguo Egipto y en Grecia, e incluso en el teatro japonés, el Butho. En Italia el carnaval adoptó la careta en la ciudad de Venecia. Se empleó para ocultar la identidad, gozar de impunidad en venganzas y conspiraciones. A su vez, servía como festividad donde se derrochaba la alegría y también pasaba a ser un señuelo eficaz para concretar romances y amoríos.
Al traspasarse esta tradición a América incorporó elementos aborígenes y hasta alcanzó ribetes hurbanos , por ejemplo en Iquique, Históricamente celebrado y socialmente diferenciado, el carnaval de la San Carlos pone fin al verano con un ritual urbano cargado de alegría. Es la fiesta del barrio, aquella que se desvanece frente a los ojos de una histórica ciudad para no volver jamás.
Las tardes de carnaval son capaces de detener el tiempo y de transformar las calurosas calles en propiedad privada, reservadas sólo para quienes vienen del sector norte. Transforman cada paso en historia viva; gritan, beben, cantan y lloran el término de la mejor época del año. Son dueños de una riqueza invaluable y están dispuestos a sacar a la calle sus más íntimos sueños transformistas. Se hacen notar y recuerdan a todos que la ciudad es sólo la suma de unos cuantos barrios.
Una mítica y amachotada viuda entra al mar a despedir los restos de su difunto quien se pierde entre las olas y el fuego. La península es invadida por bandas de bronce, comparsas y camiones cargados con cientos de personas que reflejan ansiedad, posesión y están bañados en vino blanco mezclado con harina, cargan globos de agua y no paran de de gritar.
Saben que quizás sea ésta, su última oportunidad para ser dueños de su tierra y forjadores de una identidad que poco a poco se pierde en sus miedos y la paradojal realidad. Un documental 100% Iquiqueño donde retratan la Historia e inicio de esta fiesta, investigadores, iquiqueños y antiguos pobladores de barrios emblematicos nos muestran y cuentan como se realiza hoy en dia, una fiesta de tradición.
3 comentarios:
Tal cual lo dices, el Carnaval de "la San Carlos" tiene la impronta de lo que estamos dejando de ser (si es que ya no dejamos de ser iquiqueños para ser ahora cosmopolitas). Una de las cosas que mas me gustan de ese carnaval en particular, es el que sea autogestionado, sin la mano intrusa de nadie, es propio, de ellos, de SU san Carlos, patrimonio generoso para nuestro Iquique.
Cariños a la familia, nos vemos pronto, llegamos el jueves.
aunque estoy un poquitito lejos, y hace tiempo que salí de mi ciudad amada, pero recuerdo perfectamente esos carnavales, corríamos como locos cuadras y cuadras arrancando o persiguiendo a alguien pa mojarlo con los globos de agua, con vinagre a veces o jugo de aceituna... o tirarle huevos o harina, era espectacular, sobre todo en esa zona donde esta o estaba el correo en Bolivar. que lindos recuerdos!!!!, ojalá estas tradiciones tan particulares y tan propias nuestras, que son parte de nuestros corazones, nunca se pierdan...
querido roberto
no me canso de admirar tu energía y tu incondicionabilidad a Iquique, contando esas historias tan reales como tan mágicas.
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